NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
ORACIÓN
INICIAL
¡Oh Madre y clementísima
Virgen del Rosario! Vos que plantasteis en la Iglesia, por medio
de vuestro privilegiado hijo Domingo, el místico árbol
del Santo Rosario, haced que abracemos todos tu santa devoción
y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas
místicas rosas sean en nuestros labios y corazón,
por los pecadores medicina y por los justos aumento de gracia.
Amén.
Pedir aquí con confianza
la gracia que se desea obtener con esta novena.
DÍA PRIMERO
"Dios te salve".
¡Cuanto mi alma se alegra, amantísima Virgen, con
los dulces recuerdos que en mi despierta esta salutación!
Se llena de gozo mi corazón al decir el "Ave Maria",
para acompañar el gozo que llenó Vuestro espíritu
al escuchar de boca del Ángel, alegrándome de la
elección que de Vos hizo el Omnipotente para darnos el
Señor. Amén.
DÍA SEGUNDO
¡"María"
nombre santo! Dignaos, amabilísima Madre, sellar con vuestro
nombre el memorial de las súplicas nuestras, dándonos
el consuelo de que lo atienda benignamente vuestro Hijo Jesús,
para que alcancemos aburrimiento grande a todas las vanidades
del mundo, firme afición a la virtud, y ansias continuas
de nuestra eterna salvación. Amén.
DÍA TERCERO
"Llena eres de gracia".
¡Dulce Madre! Dios os salve, María, sagrario riquísimo
en que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad:
a vuestros pies se presenta desnuda mi pobre alma, pidiendo la
gracia y amor de Dios, con el que fuisteis enriquecida, haciéndote
llena de virtud, llena de santidad, y llena de gracia. Amén.
DÍA CUARTO
"El Señor es contigo".
¡Oh Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor,
que por su esencia se halla con todas las cosas, está
en Vos y con Vos por modo muy superior. Madre mía venga
por Vos a nosotros. Pero ¿como ha de venir a un corazón
de tan poca limpieza, aquel Señor, que para hacernos habitación
suya, quiso con tal prodigio, que no se perdiese, siendo Madre
vuestra virginidad? ¡Oh! muera en nosotros toda impureza
para que habite en nuestra alma el Señor. Amén.
DÍA
QUINTO
"Bendita Tu eres entre
todas las mujeres" Vos sois la gloria de Jerusalén:
Vos la alegría de Israel: Vos el honor del pueblo santo
de Dios. Obtenga por vuestra intercesión nuestro espíritu
la más viva fe, para considerar y adorar con vuestro santo
Rosario las misericordias que en Vos y por Vos hizo el Hijo de
Dios. Amén.
DÍA SEXTO
"Bendito es el fruto de
tu vientre Jesús". Lloro, oh Madre mía, que
haya yo hecho tantos pecados, sabiendo que ellos hicieron morir
en cruz a vuestro Hijo. Sea el fruto de mi oración, que
no termine nunca de llorarlos, hasta poder bendecir eternamente
aquel purísimo fruto de vuestro vientre. Amén.
DÍA SÉPTIMO
"Santa María, Madre
de Dios". No permitáis se pierda mi alma comprada
con el inestimable precio de la sangre de Jesús. Dadme
un corazón digno de Vos, para que amando el recogimiento,
sean mis delicias obsequiaros con el santo Rosario, adorando
con él a vuestro Hijo, por lo mucho que hizo para nuestra
redención, y por lo que os ensalzó, haciéndote
Madre suya. Amén.
DÍA OCTAVO
"Ruega por nosotros pecadores".
¡Madre de piedad! A Vos solo dijo aquel Rey soberano de
la gloria: Vos sois mi Madre. Alcanzadme humildad y plena confianza,
dispuesto de este modo, con el auxilio de Dios, a recibir los
favores de la Divina misericordia, por los méritos de
vuestro Hijo y Redentor nuestro. Amén.
DÍA NOVENO
"Ahora, y en la hora de
nuestra muerte", estamos siempre expuestos a perder la gracia
de Dios. Haced que no se aparte de mi memoria al último
momento de la vida, que habrá de ser decisivo de mi eterna
suerte. ¡Oh Madre de piedad! concededme el consuelo de
morir bajo la vuestra protección y en el amor de mi Jesús.
Amén.
ORACIONES
FINALES
Rezar tres Avemarías
y Glorias. ¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
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