ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Por la señal…
Señor mío,
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos
quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las
ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos
mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y
misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra
preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y
perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida.
Amén.
Dios te salve,
María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular,
Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de
toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino
la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido
elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su
sangre.
A ti, purísima
Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y
suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser
verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de
pecado.
Acordaos, Virgen
Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y
gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género
humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido
a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me
dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco
quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra
verdadera devoción.
Y alcanzadme
principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal;
la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena
muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer
aquí la petición que se desea obtener).
DÍA PRIMERO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como
preservaste a María del pecado, original en su Inmaculada Concepción, y a
nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo
bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos
siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.
DÍA SEGUNDO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como
preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das
gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te
rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la
gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible
desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.
DÍA TERCERO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como
preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos
pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te
rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la
gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más
pureza y delicadeza de conciencia.
DÍA CUARTO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como
libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre
todas sus pasiones, así te rogamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada,
nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras
malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de
espíritu, sin imperfección ninguna.
DÍA QUINTO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como,
desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos
los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente, por intercesión de
tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que
tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras
buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de
la Comunión.
DÍA SEXTO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como,
desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes
sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así te suplicamos humildemente,
por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia
de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones
y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.
DÍA SÉPTIMO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como
diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximía, por la
cual es llamada Virgen de las vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu
Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que
tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.
DÍA OCTAVO
Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de
una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos
humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor
sincero de ti, ¡oh Dios Señor nuestro!, nuestro verdadero bien, nuestro
bienhechor, nuestro padre, y que antes queramos perder todas las cosas que
ofenderte con un solo pecado.
DÍA NOVENO
ORACIÓN DE ESTE DÍA.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como
has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el
primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de
María Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos
Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y
vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre, con
todos los que se han salvado por ella.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Bendita sea tu
pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa
belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día
alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Rezar tres
Avemarías.
Tu Inmaculada
Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.
ORACIÓN. Oh Dios
mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación
a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo
libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión
llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.
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